El 26 de noviembre es el “Día Nacional del Merengue”, que fue institucionalizado mediante decreto número 619-05, del 11 de noviembre de 2005, en honor a que 151 años atrás, en 1854, en esa misma fecha, apareció publicado por primera vez el vocablo “merengue” en el periódico “El Oasis”.
El merengue es el ritmo dominicano más difundido y comercializado, consta de tres partes: paseo, cuerpo del merengue y el jaleo. La primera parte es la introducción que no se baila.
Pese a que el merengue es una de las manifestaciones culturales más fundamentales de los dominicanos, son pocas las personas que conocen sobre la celebración de esta efeméride.
Historia del Merengue
El merengue es un estilo musical y de baile originado en República Dominicana a principios del siglo XIX. En sus orígenes, era interpretado con instrumentos de cuerda (bandurria y/o guitarra). Años más tarde, los instrumentos de cuerda fueron sustituidos por el acordeón, conformándose así, junto con la güira y la tambora, la estructura instrumental del merengue típico. Este conjunto de tres instrumentos representa la síntesis de las tres culturas que conformaron la idiosincrasia de la cultura dominicana. La influencia europea está representada por el acordeón, la africana por la tambora (un tambor de dos parches) y la taína o aborigen por la güira.
Aunque en algunas zonas de República Dominicana (en especial en el Cibao y en la subregión noroeste) hay todavía conjuntos típicos, este ritmo fue evolucionando durante todo el siglo XX: primero, con la introducción de nuevos instrumentos, como el saxofón, y más tarde con la aparición de orquestas con complejas secciones instrumentales de vientos. Músicos cultos fijaron la forma musical del nuevo merengue y, desde entonces, el merengue se diseminó muy rápidamente por todo el país, desplazando a algunos otros bailes típicos como la tumba.
Así se dio origen a dos formas de merengue: el merengue folclórico o típico (Perico Ripiao), que aún se encuentra en los campos, y el merengue de salón, propio de los centros urbanos.
El merengue folclórico o típico: Perico Ripiao
El merengue de cuerdas (guitarra, güira y tambora) fue la primera manifestación del ritmo, en su fase primitiva, pero con la llegada del acordeón por la costa norte (desde Alemania), este instrumento novedoso y de mayor sonoridad poco a poco sustituyó a la guitarra, dando paso al formato que adquiriría el nombre de Perico Ripiao. Dicho nombre surge en un lugar de Santiago (capital del Cibao), llamado El Hospedaje, donde pernoctaban los campesinos que se trasladaban a la ciudad a vender sus productos. Allí, existían centros de diversión donde se presentaban los grupos que ejecutaban el merengue de acordeón y, entre estos, el más popular era uno llamado Perico Ripiao –nombre que terminó con identificar a las mismas agrupaciones y su música (grupos de Perico Ripiao).
A pesar de su auge entre las masas populares, la clase alta no aceptó el merengue por mucho tiempo, por su vinculación con la música africana y por el lenguaje vulgar de las letras que acompañaban el ritmo.
La dictadura de Trujillo: Merengue de Salón
El panorama cambió a partir de 1930, pues el dictador Rafael Leónidas Trujillo (1930 – 1961) en su campaña electoral usó varios conjuntos de Perico Ripiao y logró difundirlo a zonas donde no se le conocía previamente, ayudándole mucho el uso de la radio recién llegada al país antes del inicio de la dictadura.
Trujillo utilizó el ritmo como parte de la estrategia de promoción de sus gobiernos y lo convirtió en la Música Nacional obligada en los actos sociales y oficiales. Para lograr esta introducción en las clases intelectuales y de poder económico, utilizó la creatividad de músicos excepcionales de la talla de Julio Alberto Hernández, quien, junto a otros músicos de alta formación, transformó el Perico Ripiao rural en un merengue de salón -estructurado sobre la base de una gran orquesta, al estilo big band, pero manteniendo la base rítmica original. En este tipo de merengue, destaca la Orquesta Santa Cecilia como la principal de la época.
A pesar de esta gran difusión y propaganda no se aceptó de pleno el merengue en “la buena sociedad dominicana”, hasta que en una familia de la aristocracia de Santiago, en ocasión de la celebración de una fiesta, solicitó a Luis Alberti que compusiera un merengue con “letras decentes”. Alberti compuso para tal ocasión Compadre Pedro Juan, el cual no solo gustó, sino que causó furor, llegando a convertirse en el himno de los merengues.
Años ’60: nace el Combo
Con la caída del régimen de Trujillo llega la influencia de la música anglosajona que pone al merengue en la obligación de transformarse en una música más adecuada a la juventud. Surgen dos jóvenes músicos inquietos, uno de academia y otro de las entrañas mismas del pueblo: Félix del Rosario y Jhonny Ventura. El primero, músico militar gran conocedor del jazz y, el otro, gran creativo carismático y músico innato. Ambos se encargan de hacer el merengue menos sofisticado y adaptarlo a lo que pedía la juventud de los años ‘60. En esta etapa nace el combo: una orquesta de unos 14 músicos con un frente de bailadores y coristas.
El merengue moderno
Ya desde la década de los años ’50 el merengue comienza a adquirir ribetes de producto mercadológico organizado, tal y como demandaba la música a nivel internacional. Esto se verifica principalmente con la orquesta de Wilfrido Vargas y Los Beduinos (de la mano de su productor Bienvenido Rodríguez). Nace un producto de calidad de exportación destinado a la juventud latina de la época (que llegará hasta Puerto Rico y Nueva York). Esta estructura, bajo el sello de Karen Records, se convirtió en el laboratorio de lo que sería la Época Dorada del Merengue: los años ‘80. Tal es el caso de Fernando Villalona, Bonny Cepeda, entre otros. Esta época de gloria del merengue fue liderada por dos arreglistas jóvenes que marcaron la modernización del género: Ramón Orlando y Manuel Tejada. Dos músicos de una fuerte preparación académica que dominaron con su estilo toda la época dorada y fueron los productores musicales de las principales orquestas de merengues dominicanas y extranjeras.
En el último tercio de la década dorada, la base rítmica del merengue sufre un cambio (se llamó merengue a lo maco, popularizado por Los Hermanos Rosario). Surge la CocoBand que, con un merengue rítmicamente más rico y de una estructura musical sencilla, logra un auge extraordinario en la juventud dominicana. Se caracterizó por presentar una lírica fundamentada en los refranes populares dominicanos, por lo que su expansión externa fue limitada.
En la década de los años ‘90, se afirma también el merengue hip-hop, que tuvo una gran oleada de fanáticos y seguidores, la mayoría de ellos jóvenes. El merengue hip-hop tuvo como principales protagonistas las agrupaciones Ilegales, Sandy y Papo, Proyecto Uno, Banda La Bocana, Los Alfa 8, entre otras agrupaciones. Estos nuevos colores musicales fueron introducidos bajo la conceptualización musical de los maestros Víctor Waill y Manuel Tejada, los principales ideólogos de esta evolución que hoy es la que mantiene vivo el ritmo en la juventud.